La hernia discal se produce por el desplazamiento o el desgarro del disco intervertebral. (disco amortiguador). Como consecuencia de este desplazamiento el disco comprime la médula espinal o alguna raíz que sale de la médula espinal. El dolor es producido por la presión que ejerce el disco en los nervios.
Esta situación se puede dar a través de una serie de factores:
El primero de ellos es el envejecimiento, el desgaste de los discos producido por los años puede derivar en hernia discal. Otro factor y desencadenante importante a tener en cuenta cuando hablamos de hernia discal es las malas posturas que habitualmente tenemos a lo largo de nuestra vida. Es importante sentarse bien en cualquier situación, y flexionar las rodillas cuando levantamos peso por ejemplo.
Varios episodios de lumbalgías a lo largo de nuestra vida pueden también avisarnos de la aparición de una hernia discal.
Se trata de una zona muy delicada y si no se la trata bien, puede acabar con dolores muy agudos y preocupantes para el cuerpo humano.
Por otra parte una buena alimentación e hidratarse suficientemente nos ayudarán a prevenir una hernia discal. Evitar tomar grasas saturadas y azúcar, beber dos litros al día por ejemplo.
Practicar cualquier tipo de actividad física y adecuarse a una dieta sana, nos ayudará a mantener el peso ideal para que no sufran las vértebras y no se produzca una hernia discal.
Tipos de hernia discal
Protusión discal : Las fibras del anillo no están rotas
Hernia discal contenida :Rotura de fibras del anillo, el núcleo se puede desplazar.
Hernia discal extruida: El núcleo pulposo se ha desplazado invadiendo el canal lumbar.
Hernia discal emigrada :El fragmento discal se desprende y se desplaza.
La utilización de una faja lumbar de neopreno o compresiva puede ayudar a sobrellevar el dolor, ya que aporta estabilidad a la zona y calor.
En todos los casos de hernia discal es muy importante acudir a un especialista de columna para que valore el mejor tratatamiento.
Ander González
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