El dolor de espalda es una patología muy común que casi todas las personas sufren alguna vez a lo largo de su vida. Muchas veces, este dolor puede resultar muy limitante e impedir la realización de actividades diarias. Afortunadamente, es un dolor que se puede evitar teniendo en cuenta ciertas pautas. A continuación, explicaremos de forma detallada todo lo que se debe tener en cuenta para prevenir el dolor de espalda.
Tipos de dolor de espalda y síntomas
El dolor de espalda puede variar desde una pequeña molestia hasta un dolor continuo y limitante. En función de la zona de la espalda en la que se localice, se pueden diferenciar tres tipos de dolor:
- Lumbalgia: este tipo de dolor se localiza en la zona baja de la espalda, entre las costillas y el inicio del muslo.
- Dorsalgia: este tipo de dolor se manifiesta en la zona media de la espalda.
- Cervicalgia: esta dolencia se encuentra focalizado en la zona superior de la espalda, en las cervicales.
El dolor también se puede clasificar según su duración. Puede ser agudo, cuando aparece de forma repentina y tiene una duración inferior a seis semanas, o crónico, cuando se alarga más de tres meses en el tiempo.
Por otro lado, el dolor también puede dividirse en mecánico o en inflamatorio. El dolor mecánico, suele empeorar con los movimientos y se reduce en situaciones de reposo, mientras que el dolor inflamatorio no se ve modificado por situaciones de reposo o actividad, y la causa suele ser otra patología de mayor gravedad, como enfermedades degenerativas o lesiones tumorales.
Los síntomas asociados al dolor de espalda, suelen tener características concretas: aparición de dolor punzante e intenso que resulta limitante, dolor que empeora al realizar esfuerzos y dolor que se irradia a otras zonas del cuerpo, normalmente, cuello o piernas. En ocasiones, puede sentirse hormigueo o adormecimiento en la zona.
Causas del dolor de espalda
Las causas del dolor de espalda pueden ser muy diversas y pueden abarcar desde problemas estructurales hasta condiciones médicas. A menudo, este dolor se encuentra relacionado con malformaciones o desgastes en la columna vertebral, que pueden resultar en un mal funcionamiento de la musculatura de la espalda.
En otros casos, el dolor puede ser un síntoma de enfermedades digestivas o renales, tales como cólicos nefríticos o piedras en el riñón. También puede originarse de enfermedades reumáticas, como la artritis, la artrosis o la osteoporosis.
Además, las disfunciones del sistema nervioso pueden causar compresión o alteraciones en los nervios, que causen molestias o dolores al paciente. Lo más habitual, es que el dolor de espalda esté relacionado con la existencia de lesiones musculares u óseas, tales como, esguinces, roturas o fracturas óseas, o hernias.
Factores de riesgo del dolor de columna
El dolor de espalda puede aparecer de forma repentina y sin razón aparente. Sin embargo, existen diversos factores que aumentan la predisposición del paciente a sufrir dolor de espalda. La edad es uno de los factores de riesgo más significativos, ya que con el envejecimiento la estructura ósea y muscular pierde fuerza y tiene mayor desgaste, lo que incrementa el riesgo de aparición de lesiones.
El sedentarismo o la falta de ejercicio, así como el sobrepeso, son factores de riesgo, ya que la espalda tendrá que soportar mayor carga. Además, realizar ejercicios bruscos o forzar las posiciones de la columna, pueden suponer mayor riesgo de lesiones.
El tabaquismo también se configura como un factor de riesgo para sufrir dolor de espalda, ya que el tabaco reduce el flujo sanguíneo a la espalda, lo que puede suponer un suministro de nutrientes insuficiente a los discos de la espalda. Asimismo, el estrés y la ansiedad también pueden ser un factor de riesgo, ya que pueden contribuir a la tensión muscular y a la percepción de dolor.
Aunque el dolor de espalda a menudo se asocia con los factores mencionados, también puede estar influenciado por factores genéticos. Algunas condiciones hereditarias pueden predisponer a las personas a desarrollar problemas en la columna vertebral, aumentando así su riesgo de sufrir dolor.
Cuándo consultar a un especialista por dolor de columna
A menudo, se subestima el dolor de espalda, esperando que desaparezca por sí solo. Sin embargo, es fundamental acudir a un traumatólogo especialista en casos donde el dolor persiste, se irradia a las extremidades, está acompañado de síntomas como fiebre o pérdida de peso inexplicable, afecta la movilidad, o se presentan entumecimiento y hormigueo.
Diagnóstico del dolor de espalda
Ante la aparición del dolor de espalda, es necesario consultar con un especialista, con el objetivo de obtener un correcto tratamiento y el descarte de patologías más graves.
El proceso de diagnóstico suele comenzar con un examen físico de la zona, en el que se estudiará la postura del paciente, así como los puntos en los que presenta dolor. Además, se suele realizar un análisis de sangre completo para descartar infecciones u otras condiciones.
Por último, se suelen solicitar pruebas de diagnóstico de imagen, para poder descartar patologías más graves. Por ejemplo, radiografías, resonancias magnéticas o tomografías computarizadas, que podrán medir los impulsos nerviosos de la zona.
Tratamiento del dolor de columna
El tratamiento del dolor de espalda depende de la causa y la gravedad de los síntomas. En los primeros días se suelen administrar analgésicos y antiinflamatorios para reducir el dolor, especialmente si se trata de lesiones inflamatorias. Estos fármacos, podrán acompañarse de ejercicios de rehabilitación y estiramientos, que puedan mejorar la movilidad de la zona. Asimismo, se recomiendan terapias de aplicación de frío y calor, o la colocación de una faja que mantenga la zona protegida y limite los movimientos.
Si el dolor perdura, el paciente tendrá que someterse a tratamientos de otro tipo. Entre ellos, la fisioterapia, es uno de los que mejores resultados aporta. Además, se pueden aplicar tratamientos de acupuntura o estimulación eléctrica, que pueden mitigar el dolor desde los puntos nerviosos afectados.
En casos en los que el dolor no desaparece, y la causa presenta mayor gravedad, se puede llevar a cabo una intervención quirúrgica. En ésta, se llevará a cabo la descompresión del nervio afectado o se soldarán los huesos, en caso de roturas o fracturas.
Prevención del dolor de espalda
En muchos casos, el dolor de espalda puede prevenirse al evitar los factores de riesgo. Adoptar un estilo de vida saludable, que incluya ejercicio moderado, control del peso corporal y una alimentación saludable, podría reducir las posibilidades de padecer dolor de espalda.
Por otro lado, es importante ejercitar la fuerza y flexibilidad de la espalda, así como fortalecer la musculatura abdominal, lo que puede reducir de forma drástica la aparición de lesiones. Dar prioridad al descanso de los músculos para evitar sobrecargas musculares, y cuidar la higiene postural, también son hábitos esenciales para reducir el riesgo de padecer dolor de espalda.
Ejercicios para aliviar y prevenir el dolor de espalda
Existen ciertas disciplinas, que pueden ayudar a prevenir el dolor de espalda o a aliviarlo, en caso de que ya exista. Algunas de ellas son la natación y el pilates, que, mediante ejercicios de bajo impacto, fortalecen de forma notable la musculatura de la zona. Además, prácticas como el yoga y el tai chi también son excelentes para mejorar la flexibilidad y la postura.
Realizar estiramientos después de realizar ejercicio es fundamental para que los músculos y articulaciones vuelvan a su estado natural. Ejercicios como la rotación de cuello hacia ambos lados y el estiramiento de los hombros ayudan a relajar y proteger la espalda.
Incorporar estos ejercicios puede aliviar el dolor de espalda y mejorar la flexibilidad, la fuerza, y el bienestar, contribuyendo a una mejor salud de la columna.
Es fundamental no subestimar el dolor de espalda y prevenirlo con hábitos saludables. Adoptar una rutina de ejercicios adecuados, mantener una buena postura y evitar los factores de riesgo puede marcar la diferencia en la salud de la columna. No dudes en consultar a un especialista ante la aparición de dolor de espalda. Recuerda que un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado pueden marcar la diferencia para el bienestar de tu columna.


